Natalia Di Bartolo, musicóloga, crítica de historia del arte.
Mariano Garau es un hombre sensible y modesto, y un músico hábil y refinado.
Su gusto es de una rara sutileza filológica, compositiva y ejecutiva, y refleja una preparación minuciosa y un estudio apasionado de sus temas sagrados favoritos.
Sus composiciones se distinguen por el cuidado con el que el Maestro nunca se aleja de sus propios sentimientos y de su estilo personal, en un matrimonio con las palabras que es mucho más que "poner música" a los textos: es captar el momento de la "inspiración", que, en mi opinión, nunca es, en los verdaderos artistas, una entidad simbólica o una ficción literaria abstracta.
Está presente en la música de Mariano Garau, y eso le hace captar aspectos de la Trascendencia tan alejados del sentimiento común que uno se pregunta cómo un hombre que vive nuestros días convulsos e impersonales puede detenerse y "pensar", sacando de ese pensamiento, de su propia fe profunda y sincera así como de su propia y férrea técnica musical, lo que es capaz de regalar a nuestra escucha.
En los dos últimos años, en particular, he tenido el placer de componer para él varios textos, también en latín, a los que Mariano Garau se ha dedicado con interés y comunidad de gustos, en una colaboración artística de rara fusión de sentimientos e intenciones religiosas, destinada a continuar activamente en el tiempo, dando lugar a piezas musicales de escucha y reflexión indudablemente sugerentes.
En este interesante dossier, al que tengo el placer de dedicar este breve comentario introductorio, el maestro Garau pretendía recoger un conjunto de piezas en italiano y en latín que eran "clásicos" del canto inspirados en la Sagrada y en la Liturgia de la Santa Misa, y otras que, en cambio, se referían a determinadas efemérides solemnes del Año Litúrgico.
De hecho, encontramos la presencia de un 'Ave María' y un 'Padre Nuestro', oraciones básicas, en su caso tranquilas y muy dulces, a las que se añade un 'Himno al Sagrado Corazón', al que yo mismo di el texto.
Son oraciones tiernas y solemnes al mismo tiempo, pero de esa solemnidad que siente en lo más profundo del alma quien es verdaderamente un artista.
Natalia Di Bartolo
Musicólogo - Historiador del arte Crítico